Dormitorio - MañanaZelgadis había conseguido un balón de fútbol. Al llegar a su cuarto miraba la pelota con un gesto extraño...
Zelgadis: ¿Y qué se supone que voy a hacer yo con esto?
Zelgadis entonces comenzó a intentar dar unos cuantos "toques" a la pelota, con resultados nefastos. Él era consciente de que nunca había sido un gran deportista, pero no tan malo como para no superar más de dos toques sin que el balón saliese volando hacia la otra punta del cuarto. Resignado decidió dejar el balón sobre el escritorio, en otro momento podría volver a intentarlo e igual con un poco de práctica conseguía superar ese par de toques. O no...
Tras esto se disponía a tumbarse un rato y así poder organizar sus ideas en cuanto a todo lo que iba a hacer durante ese día. Pero al mover las sábanas algo se cayó al suelo. Parecía un trozo de papel con un color pastel misterioso. Zelgadis se agachó a recogerlo y se encontró con algo que parecía una carta...
Zelgadis: La última vez que estuve en mi cuarto, esto no estaba... ¿Quien me abrá dejado esto aquí? ¿Será de algún juego de mesa? ¿O alguien me está mandando algún tipo de señal? - se preguntaba mientras volteaba la carta.
Se quedó mirando la carta un buen rato. Tras estar observándola decidió dejarla sobre su mesita de noche y mirar entre las sábanas por si había más, pero no logró encontrar ninguna. Volvió a coger la carta y mirándola se sentó en el borde de la cama.
Zelgadis: No entiendo qué hace esto aquí... Ni qué me quieren decir con esta carta... ¿Serán mis compañeros que me están pidiendo que me involucre más con ellos? No puede ser, nadie ha podido entrar aquí sin mi permiso... ¿Pero entonces por qué esta carta se llama "El Cambio"?
Al pronunciar esas palabras Zelgadis comenzó a notar como la habitación se llenaba de una especie de niebla rosada acompañada de una leve brisa que traía consigo pétalos de cerezo. Ya no conseguía ver más allá de sus manos, con las cuales seguía manteniendo la carta que había encontrado previamente, no podía apartar la mirada de ella, parecía tenerlo cautivado... Y fue entonces cuando la carta comenzó a brillar y la niebla se hizo más y más espesa, y la brisa pasó a ser viento... Zelgadis notó como ese viento lo levantaba de la cama y lo sostenía en el aire, los pétalos parecían estar girando alrededor suyo.
Zelgadis: ¡AAAAAAAHHHHHH! ¿QUE ESTÁ PASANDOOOOOOO? ¡PORFAVOR PARAAAAAA!
Y entonces una explosión lumínica procedente de la carta cegó por completo a Zelgadis y el silencio se hizo por completo.
De repente el viento se había calmado... Lo único que permanecía en el cuarto era la densa niebla y los pétalos girando alrededor de ¿Zelgadis?... Parecía ser que la carta había propiciado un cambio y había surtido efecto sobre el joven...
Poco a poco, los pétalos fueron cayendo sobre el suelo dejando ver su nueva imagen...