Jardín - mañana
En un recóndito rincón de su habitación,
Sato se hallaba inmerso en sus acordes, sumido en la tranquila contemplación de la melodía que tocaban sus dedos sobre su guitarra. Sin embargo, la armonía fue abruptamente interrumpida por
el estridente anuncio a través de los altavoces que resonaron con la autoridad de Monokuma, el director.
"Ding ding ding dong, un cadáver ha sido encontrado", declaró la voz metálica, desencadenando un escalofrío en el ambiente. De un sobresalto se adentró a la academia, y solo le hizo falta salir al jardín para encontrarse con una escena dantesca: Rantaro, nervioso y mordiéndose las uñas, yacía cerca de la fuente, mientras Rosado, en estado de shock, sostenía la cabeza de una compañera caída, vestida en blanco, manchada de sangre.
Las palabras de Rantaro resonaron en el aire tenso: "
Está muerta".
Tomoyo, una joven con la que aún no había cruzado palabras, yacía inmóvil, víctima de un destino cruel.
¡No puede ser! - exclamó Sato, mirando desconcertado a sus compañeros. Sato mira a su alrededor y se percata de la papelera que se encuentra cercana.
Sato investiga la papelera.