Pues nada, otro año que se va. O otros dos años, dadas las especiales circunstancias del Festival que acabamos de vivir. Y es que, en cierto modo, dadas la abundante repesca de artistas, el reciclaje de los grafismos, etc... casi que podríamos decir que el Festival de 2020 no se suspendió, sino que se aplazó obligando a cambiar las canciones, que en muchos casos seguían el estilo de las que no pudieron batirse el cobre (Efendi os saluda). Y, después de la experiencia virtual del Junior, pocos en noviembre pensarían que íbamos a vivir un Festival presencial y además ¡con público en directo y sin distancia!, aunque sólo fuesen 3500 afortunados por gala. Al final tuvimos un Festival "bastante normal" que quedó empañado por las actuaciones a distancia de Australia (ya conocido desde hacía tiempo) e Islandia (debido a un positivo en la banda). Tras detectarse varios positivos entre ciertas delegaciones y en el ganador de la pasada edición, muchos pensaron que el temido brote se produciría, y se llegó a dar por hecho que varios más no podrían pisar el escenario. No fue así, y considero que la organización cumplió con nota, aparte de crear un precedente para nuevos eventos masivos que tengan lugar antes del fin de la pandemia. Y yo, orgulloso de que ese precedente visible a nivel europeo y mundial lo haya marcado Eurovisión.
Pasando ya a lo estrictamente eurovisivo (los resultados), finalmente la victoria fue para Italia. No estaba de inicio entre el ramillete de máximas favoritas (Malta, Francia y Suiza) pero en los ensayos presentó su candidatura al micrófono de cristal. Una victoria de prestigio para el Festival, que un año más ve cómo el ganador se aleja de los tópicos eurovisivos (ni siquiera Netta, para mí la peor ganadora de la última década, se puede considerar una candidatura cliché). Esto puede crear desconcierto en el telespectador casual que, anclado en la época de ABBA, se sienta delante del televisor esperando la victoria de la típica y tópica canción festivalera (el mismo que suelta los comentarios cuñadísticos de "es que los del Este se votan entre ellos"), pero termina repercutiendo positivamente.
Francia hubiera sido también una gran ganadora. Era mi favorita. Dejando de lado artificios Bárbara Pravi nos regaló una de las canciones más puras de la edición. En España logró una cierta fama gracias a cierto programa televisivo de otra cadena. Segunda en el jurado, consiguió también una gran puntuación en el televoto que se alejó de circos y supo reconocer la calidad de la propuesta. Y eso a pesar de que el Festival ha otorgado muchas veces un castigo excesivo a las candidaturas del país vecino; sin duda 2015 o 2018 merecían mejor trato. Nada menos que 30 años hacía de la última plata de Francia, con Amina, realmente suena ya a épocas pasadas. Si siguen por el camino de los últimos años ganarán más pronto que tarde.
El bronce es para Suiza. Ganadora del jurado por encima de los franceses, sin embargo no tuvo tanto apoyo del público lo que provocó que ocupara el último cajón del podio. Justicia para Gjon's Tears, mejor clasificado entre los repescados de 2020, habiendo presentado entonces una canción aún mejor que la de este año. Llegó a ser la máxima favorita para la victoria, si bien la pretemporada se le hizo un poco larga. Aun así los helvéticos pasan de clasificarse para la final 2 veces en 12 años, a hacer dos top5 seguidos. No hay canciones en inglés en el top3, circunstancia que no se daba en Eurovisión desde 1995.
Cuarto puesto, medalla de chocolate para Islandia, que después de la cancelación del Festival de 2020, donde partían como favoritos, tuvieron que ver el Festival en su hotel. En esta ocasión la candidatura islandesa iba un poco de "tapada" descubriendo sus credenciales con los ensayos. Con todo, no les dio para el top3 aunque tienen el honor de ser la primera clasificada entre las cantadas en inglés. Cumplieron con las expectativas, en cualquier caso.
El top5, sinónimo de prestigio en Eurovisión, lo cierra Ucrania, que pasó de generar cierta indiferencia a convertirse en el dark-horse de la edición llegando incluso a ganar el televoto de la primera semifinal. Con reminiscencias de los búlgaros Elitsa y Stoyan, consiguieron el mismo puesto que ellos. Sin duda, de los grandes triunfadores de la noche.
El top 10 lo completan Finlandia, Malta, Lituania, Rusia y Bulgaria. Finlandia protagonizó una de las sorpresas de la noche consiguiendo el sexto puesto gracias a un gran televoto. Lituania, por su parte, queda en un octavo puesto que sabe a poco después de ser favoritos en el fallido Festival de 2020, donde probablemente habrían hecho top5 como mínimo. Rusia, con una canción que generó amor y odio a partes iguales y que sin duda es su propuesta más genuina desde Mamo (precisamente, el año que no tuvo que pasar por semifinales), se cuela en el noveno puesto de forma merecida, aunque ya sin ninguna opción a la victoria.
Mención aparte merece el descalabro de Malta. Destiny, hija de futbolista profesional, ganadora del Junior, seguramente lo habrá tenido todo en su aún muy corta vida (como apuntó algún forero al que parafraseo). Si bien en 2020 no partía entre las máximas favoritas, en esta ocasión prácticamente desde que se dio a conocer su canción se hizo con el número 1 de las apuestas que no abandonó hasta los ensayos (manteniéndose en muy buena posición en todo momento). Y llegan las semifinales, vemos a la cantante maltesa con su vozarrón, su buen hacer en el escenario y su vestuario de auténtica diva, y ya tenemos favoritísima, y en unos días contrato top con alguna discográfica también top y directa a la fama mundial y al estrellato. Además las semejanzas con Toy parecían evidentes. Llegaron las votaciones del jurado que la dejaron tercera. Todo parecía ir según lo previsto, ahora llegarían los 300 puntos de televoto... que fueron 47. La cara de Destiny, un poema. Pobre. Me da la impresión de que fue un globo que se fue hinchando y que la utilizaron. Ojalá tenga suerte en su carrera que se la merece, es muy buena cantante.
Bulgaria tampoco consiguió el top5 al que como mínimo aspiraba. Tras ser de las favoritas con Tears getting sober, en esta ocasión presentaba una canción de corte similar (aunque menos triste). El décimo puesto sabe a muy poco, y sobre todo después de que en 2018 Equinox también se quedara a medio gas. Empatada con ella, otra de las tapadas de la edición, Grecia, con una buena canción a la que sólo un punto separó del top10.
Chipre, Serbia y San Marino también consiguieron resultados muy por debajo de lo esperado. Probablemente la proliferación de candidaturas "estilo Fuego" terminó por dividir el voto (y por cansar al telespectador que ya ha visto demasiadas canciones similares). Sobre todo sorprende San Marino, que se daba por hecho que conseguiría su mejor clasificación de su aún corta Historia... y que finalmente deberá dar gracias por pasar a la Final. Por el contrario, Portugal renunció a su idioma pero a cambio logró un duodécimo puesto para una canción elegantísima que hasta los ensayos figuraba en muchísimas quinielas entre las últimas. Mención especial también para Bélgica que consiguió meter su tema en la Final elevando su calidad musical, aunque no consiguieran un gran puesto. Moldavia, Azerbaiyán, Israel o Suecia (esta última con su peor clasificación en mucho tiempo) quedan en tierra de nadie.
En la zona baja quedarán para la historia los cuatro ceros del televoto. Para Alemania y Holanda me parece demasiado castigo, me gustaban sus propuestas. Reino Unido y España son hoy en día las cenicientas del Festival por pura dejadez, y lo peor es que no parece importarles lo más mínimo. Seguirán en la Final, mandando cualquier cosa para cumplir el expediente, quedando en el bottom y, en el caso de España, entonando la cantinela de "es que nos tienen manía" y "los países del Este". Sí, la ganadora es del Este... del mar Jónico (y del Oeste del Adriático). Y lo peor es que no se puede razonar con los cuñados. Cuando les intentas hacer ver que sus argumentos tópicos no hacen pie, te salen con la manidísima respuesta de "yo sólo sé que España no gana". Yo sólo sé. La típica respuesta de los que empiezan a ver con pavor que no tienen razón. Pues mira: yo, además de eso, sé otras cosas.
Las semifinales sin excesivas sorpresas, quizá lo más inesperado la no clasificación de Croacia, pero en líneas generales fue la Final que se esperaba. Por primera vez, Australia se queda fuera.
FELIZ AÑO 66 DE LA ERA EUROVISIVA
EUROPA NO SABE ZORREAR