Todos sabemos la historia de la primera victoria española en 1968: la negativa de TVE a que Serrat cantara en catalán, la llamada a México a Massiel, las prisas en aprender y grabar una canción que ella desconocía, el famoso vestido de Courreges, la victoria inesperada por un punto, la euforia posterior...
Pero hay una historia algo más desconocida, y es que Massiel era considerada progre y cantante de canción protesta, como se la llamaba entonces. Vamos, que no era precisamente una adicta al régimen de Franco, y al ganar Eurovisión, precisamente lo que le sucedió es que tuvo que aceptar premios, alabanzas y el lazo de Isabel la Católica de manos de autoridades franquistas, cosa que a ella no le encantaba, precisamente.
Pero tuvo que soportar ataques de una jerarquía que no la veía suficientemente dócil (fue vetada un año en TVE porque no quiso recibir de manos de Franco el famoso lazo) y por otro lado, por todos aquellos que la veían una vendida a los intereses del régimen. De hecho, en Cataluña era recibida con silbidos y abucheos durante los años siguientes a su victoria eurovisiva.
En definitiva, la propia Massiel ha reconocido en algunas ocasiones que se arrepentía de ganar en Londres, y que tal vez su vida hubiera sido mejor sin Eurovisión de por medio.