Ficha técnica de la canción
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Si Coral Segovia fuera un país, sería Islandia. Desde su debut en 1986 han quedado segundos dos veces y tres veces más en el top 10, pero nunca han conseguido llevarse el gato al agua. "All out of luck" en 1999 fue robada quedó a 17 puntos de el más descarado clon de ABBA en la historia del concurso Charlotte Nilsson con "Take me to your heaven", y diez años después "Is it true?" quedó a casi 170 puntos de Alexander Rybak,pero está bien porque desde que Noruega eligió a Rybak todo mundo competía por el segundo lugar.
En los últimos años, sin embargo, Islandia ha tenido muy poco éxito exactamente igual que Coral Segovia. Su última final fue en 2014 con los Pollaponk. Maria Olafs en 2015, Greta en 2016 y Svala en 2017 se quedaron en semis en los puestos 14 y 15.
Para 2018, Islandia apostó por uno de los representantes más jóvenes en su historia: Ari Ólafsson, nativo de Reykjavik y de sólo 19 años, pasó en segundo lugar a la superfinal del Songvakeppnin, y ahí ganó con un 53% del televoto.
Y en cuanto lo eligieron todo mundo dio por hecho que Islandia iba a estrellarse una vez más.
El artista no pudo estar mejor escogido, y la canción no pudo estarlo peor: Ari tiene una capacidad vocal impresionante y una simpatía natural que no hemos visto desde Lena en 2010, pero la canción es un temazo de esos que nadie vota.
Aquí la versión en Islandés para demostrarlo:
La canción es una balada de corte bastante estándar, un llamado a la humanidad para fomentar la compasión y la hermandad. Vamos, uno de esos temas que normalmente manda Rusia, excepto que Islandia sí tiene la crediiblidad para mandarlo. Y ya que hablamos de la canción, vamos a lo que importa: Ari.
Ari es un osito de felpa relleno de algodón de azúcar, un bizcocho de canela cubierto con sonrisas de unicornio y servido en un plato de nubes blancas y arcoiris, y es sin lugar a dudas más bueno y puro de lo que este infame mundo pecador se merece.
Durante toda la pretemporada, Ari recogió la corona de Míster Simpatía que dignamente portó Nathan Trent el año pasado y la llevó a nuevas alturas. Simplemente era imposible ser un artista de este año y no ser amigo de Ari a menos que seas un amargado como los macedonios.
Durante la temporada de prepartys, Ari fue a todas las que importan, sólo le faltaron Moscú y Riga. Y lo dicho, conquistó a todos los concursantes. Y el público. Y los eurofans. Y la prensa. Y básicamente a todo lo que tiene que ver con Eurovisión.
Y aún así, todos sabíamos que iba a estrellarse. Y más cuando anunciaron las semis.
La semifinal uno era un campo de batalla a muerte. Teníamos a Netta, Eleni, Elina, Mikolas, Bushpepa, Saara. los equinos, Alekseev, el bailecito de Macedonia, Aisel, Yianna... entre todo esto, era seguro que Ari iba a perderse. Además, le tocó en el maligno puesto 2, uno de los más complicados para pasar.
La puesta en escena fue buena, pero pudo ser mejor.
A mí personalmente me encanta la combinación de colores que le pusieron a Ari y cómo encaja con el escenario, pero me sobran completamente los coristas. Yo los habría puesto a cantar en donde menos se vieran y habría enfocado la puesta en escena completamente en Ari. Aparte, le faltaron medios planos, todo era o tomas muy cercanas de su cara, o tomas muy lejos del escenario completo. La puesta en escena no fue el problema. Ari no fue el problema. El problema es que una canción tan sencilla y sin pretensiones, enfocada únicamente en tomar un sentimiento y transmitirlo, sin duda es insuficiente para la Europa que hizo ganar a Salvador Sobral.
Y... sí. Los pronósticos se cumplieron porque Europa es estúpida y está ciega y sorda, Ari quedó último en su semifinal con 15 puntos, posiblemente el peor resultado en la historia de Islandia.
Pero no es como si a Ari le importara. Recordemos que es un ser de luz y que está por encima de todo eso.