Día 30 de Diciembre:Aterrizamos en el aeropuerto internacional de Dubai a las 8 de la mañana tras pasar la noche en vuelo desde Madrid. Los trámites fronterizos resultaron ser muy lentos, ya que había poco personal para el control de pasaportes. Por cierto, para los españoles no hace falta visado, con el pasaporte en vigor es suficiente, desconozco la situación para países latinoamericanos como Argentina o México. Nos llamó la atención que los trabajadores del aeropuerto van ataviados con el traje nacional, blanco para los hombres y casi siempre negro para las mujeres. El resto de los días vimos por la calle que mucha gente van así vestidos también.
Una vez realizados los trámites fronterizos cogimos la maleta y fuimos a nuestro hotel en metro. En Dubái tan solo hay dos líneas de metro, la roja y la verde, así que no tiene mucha pérdida. Nos llamó la atención que en los trenes hay dos zonas especiales. Una de ellas es sólo para mujeres, no es que ellas puedan ir sólo en ese vagón, pueden utilizar todos los vagones, pero esa parte en concreto está reservada para ellas solas por si quieren ir más tranquilas supongo, y hay multa para los hombres que se metan ahí.
El otro vagón especial es el Gold, que necesitas un ticket especial para acceder, un poco más caro que el normal, pero que te asegura ir más tranquilo, menos gente y con asientos muy cómodos. Hay revisores que te pueden pedir el ticket en cualquier momento, y si no, multa al canto. La diferencia de precio es ridícula, así que en cuanto lo probamos un día a partir de ahí nos movimos en clase Gold
Por cierto, el metro de Dubái es muy moderno y reciente, como casi todo en la ciudad, por lo que ya está formado por trenes sin conductor, todo funciona de forma automática. En cuanto a la señalización y locuciones, están tanto en árabe como en inglés, así que tampoco hay mucho problema.
Nuestro hotel estaba cerca de la estación Al Fahidi, muy cerca de la zona antigua de la ciudad, y creo que es una buena opción. En nuestra calle había muchos restaurantes, tiendas, supermercados... y casi todos eran indios, de hecho, hasta el personal del hotel era indio en su mayoría. Es el
Savoy Central Hotel Apartments. Las habitaciones son tipo estudio y disponen de una minicocina, frigorífico, microondas, lavadora con secadora... y nos vino muy bien para desayunar y cenar a veces también. El hotel tiene también piscina y gimnasio.
Tuvimos que esperar un poco hasta que nos dieron la habitación ya que llegamos muy temprano al hotel y se supone que la hora de entrada era a las 2, pero en poco rato nos dieron la habitación y pudimos descansar una hora antes de salir a empezar a ver la ciudad, habíamos pasado la noche en el vuelo y necesitábamos un poco de descanso.
Nuestro primer destino eran el Dubai Mall y el Burj Khalifa. El Dubai Mall es el centro comercial más grande del mundo y el más visitado. Hay muchas cosas en Dubái que son "lo más ..... " del mundo: lo más alto, lo más grande, lo más moderno, lo más caro... su ambición no tiene límites, y tienen dinero para hacerlo, claro está. El centro tiene innumerables tiendas de todo tipo, un acuario, una pista de patinaje, cines, un esqueleto de un dinosauro de Wyoming y algunas zonas están decoradas imitando los antiguos zocos. También tiene varias zonas de restaurantes y para todos los gustos y bolsillos, desde restaurantes finos de inspiración francesa a establecimientos de comida rápida tipo hamburguesas, pizzas, kebabs, etc. Para llegar al centro comercial desde el metro no hace falta ni pisar la calle. Un pasillo elevado, tipo aeropuerto, lo conecta con la estación de metro, a un kilómetro más o menos. Suponemos que lo hacen para evitar pisar la calle en verano y que tendrán aire acondicionado dentro.
Más que el Dubai Mall nuestro objetivo era el Burj Khalifa, un rascacielos que es el edificio más alto del mundo. Mide 826m de altura, más del doble del Empire State de Nueva York. Tiene dos miradores, uno ubicado en el piso 123 y otro en el 148, cómo no, el más alto del mundo también. Acceder a ambos es de pago, siendo el más alto bastante más caro también. En otros días no sé, pero el día que estuvimos nosotros merecía la pena pagar el caro porque la cola para subir al otro era enorme y hubiéramos perdido muchísimo tiempo. Desde arriba se puede ver toda la zona que rodea al edificio, más rascacielos... y al fondo el desierto. Ahí empiezas a ser consciente de la magnitud de la ciudad, es enorme, y todavía sigue creciendo. Desde este mirador los rascacielos circundantes se ven pequeños, es flipante.
Elegimos subir por la tarde ya que así podíamos ver la ciudad al atardecer, que queda más bonito, aunque había cierta neblina y las vistas se deslucieron un poco. Conviene comprar la entrada con antelación, ya que hacerlo allí mismo en la taquilla puede salir el doble prácticamente.
Tras pasar un rato en el mirador haciendo fotos y tomando zumos gratuitos que nos iban dando
bajamos al exterior. Entre el Dubai Mall y el Khalifa hay unas fuentes que siguen el modelo de las del hotel Bellagio en Las Vegas, pero claro, más grandes. Eso sí, son del mismo autor. A partir de las 6 de la tarde empezaba el espectáculo de luces y música en las fuentes, con chorros sincronizados con la música. Es un espectáculo digno de ver y además gratis, por lo que es muy recomendable, y además me gustó mucho más que sus hermanas menores de Las Vegas. El entorno que rodea las fuentes, con los rascacielos iluminados por la noche, queda precioso.
La música que ponen con el número de las fuentes va cambiando, pero a nosotros nos tocó una tipo árabe, creo que fue esta, o una similar:
https://www.youtube.com/watch?v=SS-yZo1j0SgTras ver el espectáculo cenamos algo en el mismo centro comercial y nos volvimos al hotel a dormir, que estábamos ya reventados.