FICHA TÉCNICAEl 15 de enero del año pasado, la NRK desveló a los diez participantes del MGP 2018. Entre ellos había tres exrepresentantes noruegos: Stella Mwangi, Aleksander Walmann y Alexander Rybak, el último ganador del país nórdico, con un récord de puntos superado solamente por Salvador Sobral si igualamos los sistemas de votación. Además otro antiguo abanderado, Mørland, participaba como compositor del tema cantado por la joven Rebecca.
Casualidades del destino o no, fueron esos mismos artistas los que consiguieron el pase a la siguiente fase, en una edición que no destacó precisamente por su calidad musical, algo que parece que se está convirtiendo en la tónica general del concurso en los últimos años. Tan solo conocemos datos de la segunda y la tercera ronda de votación. En la primera, Rybak acaparó el 61% de las llamadas; mientras que en la segunda, enfrentado únicamente a Rebecca, se hizo con el 71% del televoto. Una victoria clara.
Parece ser que el público noruego se dio cuenta de que era lo más decente de la gala. Aunque son muchos los fans que opinan que se llevó el gato al agua por el cariño que aún le tiene la gente desde que participara en el festival de Moscú. Y no es para menos: aquel joven bielorruso que le dio la tercera victoria a los noruegos se hizo con el corazón de muchos europeos.
La presentación de la canción en el escenario sigue las líneas del videoclip: la encantadora sonrisa de Alexander y una coreografía desenfadada en la que varios dibujos, mayoritariamente instrumentos y otros elementos musicales, proyectados en pantalla jugaron un papel fundamental. Su mítico violín descordado, un lanzamiento de chaqueta y algunos fuegos artificiales tampoco podían faltar.
Aunque es cierto que la actuación estaba pensada para destacar por las pantallas de televisión, por eso de los dibujos, la realidad es que quedó un poco deslucida y fue muy superior la impresión que dejó en el estadio que en las casas. ¿El porqué? No lo sé. Pero lo que sí os puedo asegurar es que él lo dio todo en el escenario y contagió a todo el público presente con su energía. Sobre todo al abrir la segunda semifinal, una semifinal con un nivel inferior al que estamos acostumbrados. En la final estuvo bien, pero quedó olvidado.
Los resultados hablan por sí mismos. En la semifinal fue segundo del jurado y tercero del televoto, consiguiendo la primera plaza en el ranking global. Sin embargo, en la final obtuvo el decimosexto lugar del jurado y el undécimo del público. Una vez recopilados todos los puntos, Noruega tuvo que conformarse con una decimoquinto posición, que seguramente les supo a poco, sobre todo a Alexander.
Y aquí os dejo con la actuación para que juzguéis por vosotros mismos.