Ficha técnica de la canción
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(Mi chico favorito de este año, haciendo la coreografía de Dance You Off)
Uno de los países que más se han ganado a pulso el odio de los eurofans es Azerbaiyán.
Entre otras razones, porque Azerbaiyán se niega de forma categórica a cantar en su idioma. De 11 participaciones que llevan, 11 veces han cantando en inglés, y... esto... perdón, creo que me equivoqué. Tocaba hablar de Suecia, ¿no? Bueno, no es problema porque eso es algo que en Suecia no pasa...
Ups.
Meh, no es tan grave. Sólo llevan 20 de 20 participaciones desde 1999 cantando en inglés. En fin, como decíamos, estábamos hablando de Australia y de lo emosórico que es que en cuatro años consecutivos los jurados los hayan dejado al menos dos lugares y ochenta puntos por encima de lo que los deja el televoto y de lo mucho que huele a chamusquina que...
...esperen un segundo, me acaban de avisar los moderadores que no me toca presentar a Australia sino a Suecia. Lo bueno que con Suecia eso no pasa.
En 8 participaciones después de quedarse en semis, sólo en 2011 y 2016 el televoto ha dejado a Suecia mejor que los jurados, y en 2012 en la misma posición.
Pero bueno, a lo que venimos. ¿No es horrible cuando en Bielorrusia controlan la pre para hacer que gane quien quieren los de arriba?
Lo bueno es que en Suecia eso no pasa.
Así que, lo que no pasó en Suecia este año es que eligieron una canción en inglés, que ganó por los pelos el televoto de su pre pero se llevó una ventaja insuperable en los votos de Björkman el jurado, y que en Eurovisión quedó mucho, mucho mejor con los jurados que con el televoto.
Y cuando digo que no pasó me refiero a que esto es exactamente lo que pasó.
Este año el Melodi lo ganó Benjamin Ingrosso, nacido en 1997 en Danderyd, Suecia. Hijo de cantantes, hermano de cantantes y primo de cantantes (aunque no cantante él mismo, seamos realistas), ganó el Melodifestivalen en su segunda participación con "Dance You Off" con tres puntos de ventaja en el televoto y veinte en los jurados.
Por cierto, ¿No odiamos todos cuando Grecia y Turquía descubrieron una fórmula que funcionaba y se dedicaron a hacerla año sí, año también, al grado que parecía que llevaban media década mandando el mismo concepto?
Lo bueno
que en Suecia
esto no pasa.
¿Verdad?
Todos sabemos la fórmula: Un chico atractivo (porque, no vamos a negarlo, Benjamin tiene lo suyo) cantando una popada sueca enfrente de una pared con efectos visuales que permite saltarse las características del escenario. Ya saben, esa clase de cosas que es un golpe de genio cuando lo hace Suecia, y sólo mala cuando lo hace Rusia.
En este caso, la popada sueca resultó ser aún más genérica que las veces pasadas (al menos Mans y Frans traían buenas canciones), con más autotune y coros para tapar al cantante (al menos Mans sonaba a sí mismo casi todo el tiempo, y casi se olvidaba uno de que Frans traía coros), y el concepto de la pared resultó ser aún más genérico.
Lo único realmente interesante era el vestuario y las poses del Ingrosso, que de la cintura para arriba iba cubierto de cuero y de la cintura para abajo marcaba básicamente todo:
Durante la pretemporada, lo más interesante que tuvimos con Benjamin fue el video donde se dedicaba a sacar punta de las otras canciones del año, que para muchos fue broma y para otros fue de muy mal gusto y poco deportivo y tal. Y las pres.
Desde que Suecia descubrí las prepartys (porque lo creamos o no, antes de 2015 como que creían que los únicos eventos eurovisivos eran Eurovisión y el Melodi, y de Eurovisión no estaban tan seguros) poco a poco van abriéndose a asistir a más prepartys. Benjamin fue a dos, Londres y a Amsterdam. A Riga no fue porque no existe, a España no porque tampoco existe, y a Moscú no por si las tisanas radiactivas.
Y en las dos pres a la que fue descubrimos algo horrible: Benjamin sufre del síndrome de Robin Bengtsson.
Este síndrome, diagnosticado por primera vez en marzo/abril de 2017, se caracteriza por la incapacidad de adaptar una coreografía a un escenario distinto de aquél para el que fue originalmente concebida, independientemente de la presencia de los bailarines o juegos de cámaras que harían que tuviera sentido.
Se sigue investigando una cura.
En todo caso, adicionalmente a esto Benjamin demostró que NECESITA los coros. Hasta su primera interpretación en la party nórdica en la semana de ensayos todavía teníamos dudas de si se sabía la letra del coro o si simplemente dejaba que los coros cantaran mientras él hacía esto:
Y los ensayos no ayudaron porque, como dijimos, Benjamin sólo había demostrado saber cantar su canción de una manera. Afortunadamente, tenía coros, tenía efectos de micrófono, y tenía una pared de leds atrás para hacer que los jurados se olvidaran de que en cuanto alzaba un pie se le iba el aire.
Y funcionó: Benjamin pasó segundo su semifinal, sacando más del doble de puntos en el jurado que en el televoto (alcen la mano todos los que estén sorprendidos), ganándose un lugar en la final del sábado.
Casi todos los armatostes este año cayeron en la segunda mitad. Después de las pantallas de Mikolas nos tocó un breve descanso con Rasmussen, y acto seguido los brazos LED de Jessica Mauboy, la rueda de la fortuna de Sara Aalto, las plataformas de Equinox, la pared LEGO de DoReDos y luego la plataforma LED de Benjamin. Yy luego un breve descanso con AWS y siguieron los gatos de Netta y más plataformas con Waylon.
En cambio, en la primera mitad sólo tuvimos el piano de Melovin, el túnel de Surie y la pared con proyecciones de Michael. Y Elina que era en sí misma un armatoste, claro. Cuatro, contra ocho de la segunda mitad.
¿Recuerdan lo que dijimos que no pasaba con Suecia? Benjamin quedó SEGUNDO con los jurados.
Recordémoslo, es el mismo año que tuvimos a Elina Nechayeva, Eugent Bushpepa, Fabrizio Moro y AWS para exhibiciones vocales ya sea de técnica o de sentimiento, en que tuvimos canciones como Toy o When We're Old, o con la partitura de Tu Canción que por ahí leí que es algo muy chupiguay y único, y exhibiciones de presencia escénica como Eleni Foureria, y de alguna forma los jurados decidieron que lo que hizo Benjamin estaba encima de todo eso.
(Es el único gif que puede describir cuánto sentido le veo a esto)
Que soy el primero que defiende que es imposible tener un criterio objetivo para evaluar una canción porque hay demasiadas cosas que evaluar y cuánto peso se le da a una y tal, y muchos incuantificables, y todo eso, pero POR FAVOR.
Con poquito que el televoto se acomodara de la forma conveniente Benjamin tenía posibilidades muy serias de llevarse la séptima victoria sueca.
Y entonces vino.
El momento más gloriosamente épico del televoto este año.
Disfrutemos nuevamente de esta gloria:
Y el ruido de fondo... son eurofans celebrando. A mí casi me agarra a golpes un sueco en la eurovilla por celebrar esto. Y por si hiciera falta sal en la herida, el top 4 de Mikolas en el televoto acabó mandando a Suecia al séptimo lugar, lo más bajo que han quedado desde 2013.
Un hecho curioso: Si le quitamos a Benjamin los 21 puntos que recibió del televoto, quedaría exactamente en la misma posición en la que quedó.
Algo que siempre he dicho de Suecia es que su principal enemigo en Eurovisión es la autocomplacencia. En la segunda mitad de los dosmiles se veía claro que sentían que por el sólo hecho de ser Suecia tenían garantizado el pase a la final y un puesto más decente, y sus propuestas se fueron quedando cada vez más a medias hasta que pasó lo que pasó.
Después de esto, Suecia recuperó el paso. Aunque no soy muy suecófilo, tengo que admitir que sus victorias en 2012 y 2015 fueron rompedoras en términos de concepto y presentación, pero desde Mans siento que Suecia está poco a poco volviendo a caer en la autocomplacencia. No es que Benjamin fuera malo, pero no ofreció nada que no hubiéramos visto en años pasados sobre el escenario eurovisivo, y ni siquiera igual de bien hecho que como lo vimos en años pasados. Y, francamente, Eurovisión no es lo que era hace diez años, ni siquiera hace cinco. Poco a poco se ha hecho necesario ofrecer cada vez más para poder atrapar al público (y al jurado, a menos que seas Suecia), y Benjamin simplemente no lo hizo.
Falta ver si este bottom con el público, aunque no haya afectado para nada la posición final de Suecia, es una llamada para regresar a innovar y renovar, que es algo que Suecia sabe hacer muy bien. Incluso yo, que soy suecófobo, tengo que admitir que cuando Suecia está en su mejor nivel es prácticamente imbatible.
Pero este año no lo hizo.
Una vez terminado Eurovisión, Benjamin subió un video a Youtube interpretando una versión acústica de este tema, donde demostró que sí se sabe la letra y sí puede cantarla sin coros.
A buena hora.
