FICHA TÉCNICA COMPLETA DE LA CANCIÓNIslandia comenzaba la pretemporada con ilusión, después de dos años seguidos
faileando en semis, —mención especial a la injusticia cometida el año pasado—. Como cada año, —y después de peticiones en change.org pa' que el señor de LazyTown representara a Islandia—, la RÚV planteó la celebración de su clásica final nacional, el Söngvakeppnin. En esta ocasión, la tele islandesa publicó los temas en inglés e islandés. Desde el primer momento, una de las figuras nacionales, Svala, se postuló como una de las favoritas, junto a Daði Freyr Pétursson, el friki-nerd-adorable de la pre, y Aron Brink, el hijo de Sjonni Brink, —que falleció fatalmente tras sufrir un derrame cerebral antes de la celebración de la final del Söngvakeppnin de aquel año, 2011—, que se presentaba con un
Kizunguzungu 2.0. Tras una final de infarto en la que por poco me quedo en el sitio, Svala batió el récord de llamadas en una preselección islandesa y se convirtió en la 30ª representante islandesa en el ESC.
La canción en cuestión,
Paper, es un temazo electropop compuesto por la propia Svala, su churri, Lester Méndez —un señor que ha compuesto temas para artistas de la talla de Anastasia, Sia, Shakira, Nelly Furtado, Enrique Iglesias o Ricky Martin, entre otros— y una tal Lily Elise. El tema es muy personal para Svala, pues relata la batalla interior que ha tenido consigo misma a través de los años, debido a sus episodios de ansiedad en su época de adolescente. Uno no debe avergonzarse de sí mismo y cuando tiene un problema, debe abrirse y compartirlo con los demás. La canción utiliza el papel como una metáfora clave para describir su estado emocional, ya que el papel se puede cortar y destruir, como metáfora de superarse a uno mismo.
En cuanto a la artista, Svala 'Kali' Björgvinsdóttir, artísticamente conocida como Svala, es una cantante, músico, compositora y productora islandesa. Se trata de la hija de Bo Halldorsson, el que ya representara a Islandia en 1995 con su tema
Núna. La andadura de Svala en la música comienza en los años 80 y con 9 añitos ya era toda una estrella en su país. Con 16 años formó su primera banda y cuando cumplió la mayoría de edad conoció a un productor con el que lanzó su primer álbum. En 1999 fichó por una discográfica estadounidense y fue encadenando éxito tras éxito hasta 2006, que formó la banda de música electrónica Steed Lord, aún en activo, con su marido y el hermano de éste. Y para no aburriros, desde 2006 hasta nuestros días Svala ha ido compaginando su carrera en solitario con el grupo Steed Lord y vive a caballo entre Islandia y Los Ángeles. Como curiosidad, Svala es diseñadora de ropa
muy discreta, imagen de varias marcas y sabe hacer ballet, pues estuvo 7 años estudiando en la Escuela Nacional de Danza de Islandia.
La canción nunca se posicionó como una de las favoritas, siendo varias las voces que pronosticaban las terceras semis consecutivas para Islandia, pero sus verdaderas
fanas, entre las que me incluyo obvio, nunca perdimos la esperanza.
Y así sucedió la pretemporada, hasta que llegaron los ensayos y cada vez se la iba descartando más y más como finalista. Esos días, Svala presentó el modelito que llevaría en su actuación, un 'vestido' inspirado en no sé qué peli de
Sci-Fi y en el que mostraba sus pechis en CASI todo su esplendor, dejando a la vista un maravilloso tatuaje que reflejaba el árbol de la vida de Neon Genesis Evangelion, una serie de anime japonesa de ciencia ficción, puesto que, por si no había
quedao claro, Kween Svala es
freak máxima de todo lo que sea ciencia ficción
Svala salió a actuar en el puesto 13 (y mira que yo no soy supersticioso...
), entre el torbellino moldavo y la acosadora oficial de Salvador Sobral. Total, que ahí salía ella sola con su coleta postiza y su capa blanca, con fondos azules y de cristales de hielo, colores polares y cosas islandesas. En el puente salían unos láseres verdes. Y ya. A mí me gustó la actuación porque, si bien se podría haber hecho algo más vistoso, lo cierto es que los colores eran, digamos, acordes, y se notaban los años de experiencia de Svala, demostrando una vez más que es una de las artistas que mejor pisaban el escenario de la pasada edición, pero la opinión general —y algo he de reconocer—, era de
random y olvidable.
Cantó de lujo, eso sí, se mostró segura en su interpretación tanto vocal como corporal, pero no fue suficiente.
Tras la final, pudimos comprobar que la candidatura no cuajó. Islandia se posicionó en el puesto 15 con 60 puntos, siendo la 15ª en el jurado con 29 puntos y 14ª en el televoto con 31. Islandia se quedaba en semis por tercer año consecutivo, siendo estas dos últimas las injusticias más grandes de sus respectivos años, en mi opinión. El destino —como caprichoso que es—, quiso que quedara igual que su padre 22 años atrás, pues el señor Björgvin Halldórsson quedó en el puesto 15 también, cuando no había semifinales, con 31 puntos. Luego pudimos verle dando los puntos, un guiño paterno-filial precioso.
Solo me queda darle las gracias a Islandia por este temazo y por descubrirme a esta artistaza. Top 1 inamovible de Eurovisión 2017, por siempre en mi corazón.
Y ahora sí, os cedo vuestro turno de palabra.