Eslovenia es, sin duda, uno de los países que he visitado con más encantos y atractivos. Para lo pequeño que es tiene una gran diversidad de paisajes y se recorre fácilmente en coche. En una extensión similar a la provincia de Cáceres se pueden encontrar montañas alpinas, llanuras vinícolas y costa adriática con fuerte influencia italiana. Además fue el primer viaje que hicimos en grupo con los amigos alquilando una furgoneta y eso hizo que tuviera un encanto especial.
Ljubliana: La capital eslovena no es que tenga un patrimonio monumental deslumbrante pero es bonita, limpia y muy cuidada. El centro histórico es chiquitillo y es fácil moverse a pie. Está atravesada por el río Ljublanica, sobre el que hay varios puentes. Los dos más importantes son el Triple Puente, que es el punto de reunión de los locales, y el puente de los dragones, símbolo de la ciudad.
Otro de los atractivos de la ciudad es su castillo, situado en lo alto de una colina boscosa en medio de la ciudad. Por dentro no tiene nada especial, lo utilizan como cento de exposiciones, pero el edificio en sí es bonito y bien conservado y las vistas desde arriba impresionantes con la ciudad a los pies y las montañas al fondo.
La zona de la Universidad también es interesante, además el edificio se puede visitar por dentro:
Al lado se puede ver la Filarmónica de la ciudad:
Y no muy lejos los restos de Epona, nombre de la ciudad bajo el dominio de Roma: