En este post voy a hablar de Malta. A diferencia de Rumanía no lo haré por dias, y es que he estado dos veces recorriendo el país casi entero y prefiero ir hablando de cada ciudad/sitio y contar las impresiones que tuve de allí en ambos viajes.
La primera vez que fui a Malta fui casi a regañadientes. Iceman estaba emperrado en ir allí y no me quedó más remedio, pero temía que el país me iba a aburrir porque es muy pequeño y me veía pasando los dias tirado en alguna playa, cosa que no me entusiasma precisamente. Pero para mi sorpresa, resulta que pese a su reducido tamaño tiene muchísimo que ofrecer y que visitar, de hecho repetimos unos años después y no me importó volver. Malta tiene una historia muy amplia y por allí han pasado todas las civilizaciones mediterráneas, por lo que hay bastante variedad de monumentos, a lo que hay que añadir sus encantos naturales, principalmente en el mar. Eso sí, si buscáis paisajes verdes y montañas olvidaos, es tremendamente llano y seco, sin bosques y con mucho terreno árido y pedregoso.
La Valetta: y para empezar el recorrido nada mejor que la capital del país. La Valetta es una ciudad más bien pequeña, de unos 8.000 habitantes, y fuertemente amurallada, tanto por tierra como por mar. Se ubica en una península entre dos puertos y su frente marino es impresionante por sus defensas y bastiones. Seguramente es la ciudad de mundo más fortificada y mejor defendida, o de las primeras. Su construcción es bastante reciente, del siglo 16 y fue proyectada por el Gran Maestre de la orde de Los Caballeros de Malta Jean Parisot de La Vallette. Por eso su trazado tiene forma de cuadrícula y es muy homogénea, todo está construido con el mismo tipo de piedra y el mismo estilo, barroco en vena. Por lo visto la disposición de las calles favorece que corra el viento y funcionan como un aire acondicionado natural, cosa que se agradece en sofocante verano maltés.
Normalmente las capitales suelen ser ciudades grandes y con mucha vida social y cultural, pero en Malta no es así. Cuando cae la tarde y empiezan a cerrar oficinas, embajadas, tiendas, etc, se vuelve un desierto humano. Apenas hay bares o restaurantes nocturnos y es que la gente que trabaja allí vive en las ciudades cercanas, y los turistas se alojan en otras partes porque casi no hay hoteles allí. La mayoría de la población de Malta vive en una serie de ciudades pegadas unas a otras, caóticas y con un tráfico muy denso, de forma que casi parece una única ciudad grande con varios barrios que son las ciudades propiamente dichas, pero cada una con su ayuntamiento, su iglesia, sus fiestas, etc.
La ciudad está muy marcada por la historia de la Orden de Malta, que fueron los amos de la isla mucho tiempo. El museo del hospital de la orden es muy interesante y un lugar muy apropiado para hacerse fotos frikis . También nos gustó mucho el Malta Experience, un sitio donde proyectan un documental sobre la historia del país y puedes escucharlo en varios idiomas, incluso en español. También siguen en pie los albergues de la orden. Resulta que estaba estructurada en logias que tenían en común la lengua o la procendencia (Castilla, Aragón, Francia, Alemania, Italia, etc), y cada una tenías su edificio propio donde vivian los caballeros. El más importante y mejor conservado es el Albergue de Castilla, pero no es visitable porque es la sede del Ministerio de Economía creo recordar. Pero sin duda, lo que más me impactó fue la catedral católica. Por fuera es más bien sosa pero el interior es realmente espectacular, y si coges la audioguía y te cuenta los detalles, más aún. Todo está profusamente decorado con mármoles al más puro estilo barroco, y cada capilla pertenece a una de las casas de la orden. Quizá la más suntuosa es la de Aragón.
Otros puntos de interés son los Barraka Gardens, con vistas sobre el Grand Harbour y las 3 Ciudades, el palacio de los Grandes Maestres (sede del gobierno maltés), y el museo de Arqueología, aunque a nosotros esto último no nos gustó mucho salvo por las estatuas de los guerreros de Xian que la pillamos allí la primera vez que estuvimos. Desde los Barraka pudimos ver los fuegos artificiales la noche de San Lorenzo, que los tiran desde el mar dentro del puerto, con las 3 ciudades al fondo, muy bonito, aunque algo desesperante porque empiezan muy lento y hasta el final no cogen ritmo.
A la entrada de la ciudad está la estación de autobuses. La primera vez que fuimos todos aparcaban en una plaza enorme con una fuente en medio, la fuente del Tritón, y era muy caótico encontrar el autobús que te interesaba. Ahora se han modernizado y lo han puesto todo más ordenado, con unos andenes, unas pantallas que indican donde coger cada autobús, etc, pero todo al aire libre. Los autobuses de Malta merecen una reseña. La primera vez que estuvimos allí estaban todavía los antiguos, que debían ser por lo menos de la segunda guerra mundial, viejos y destartalados y llenos de estampitas y rosarios en la zona del conductor. Eran de los que tenían una cuerda para llamar cuando querías bajar. Ahora los han cambiado por unos modernos con demasiado aire acondicionado (te mueres de frio dentro) y la verdad es que le han quitado un encanto al país, pero siguen conduciendo igual de mal y de rápido!!!
Eso sí, siguen llegando a casi todas las partes del país, hay numerosas líneas y se puede llegar en bus a cualquier punto de interés, por eso no alquilamos coche ninguna de las dos veces que estuvimos. Además, colarse es relativamente sencillo jajajaja así que la mayoría de las veces nos montamos por la patilla hasta una vez que nos pilló el revisor pero nos hicimos los guiris tontos y no pasó nada, salvo que tuvimos que pagar el viaje.
Allí mismo también se pueden coger taxis, pero el precio hay que negociarlo de antemano, y no lo recomiendo porque además de caros, conducen como locos!!!! llegamos a ir a 120 Km/h en ciudad, y otra vez, de noche, el taxista iba mirando las fotos del móvil mientras conducía