China

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2014 ha sido año de oposiciones para Iceman y para mí, por eso decidimos que esta vez el viaje de verano iba a ser fácil. No queríamos complicarnos la vida buscando vuelos, hoteles y excursiones para hacer un viaje a nuestro aire como siempre hacemos, si no que queríamos que nos lo dieran todo hecho. Nuestra primera idea fue ir a al Riviera Maya, a disfrutar de las playas caribeñas, un hotel de todo incluído, alguna excursión a las ruinas mayas, etc, y nos pusimos a buscar ofertas y a pedir presupuestos a varias agencias. Sin embargo, el destino tenía otros planes muy diferentes para nostros...



Un día de enero nos llegó por email una oferta que no pudimos recharzar. Un viaje a China visitando Beijing, Shanghai y un crucero de 5 días por el río Yangtzé. El precio se pasaba de lo que teníamos en mente pero era un chollo teniendo en cuenta que incluía vuelos internacionales, 2 vuelos internos, hoteles y crucero de 5 estrellas, todas las comidas, entradas, guía en español durante todo el viaje... Lo pensamos un poco y ese mismo día lo reservamos. ¡Nos íbamos a China! Fue un poco un arrebato porque además la agencia era francesa y con clientes en Francia y Canadá pero estaba intentando empezar a abrir mercado en España y era completamente desconocida aquí, pero nos lanzamos a la aventura... ¡¡y acertamos!! el viaje ha resultado ser todo un éxito y nos ha encantado.

Durante los meses siguientes a la contratación del viaje hubo algunos cambios por parte de la agencia. El crucero pasó de 5 noches a 3 y las dos noches que nos quitaron las sustituyeron por visitas en otras ciudades que no estaban previstas. Al principio nos cabreó un poco porque no era lo que habíamos firmado, pero después vimos que realmente era un plan mejor. Según otras personas que hicieron el viaje antes que nosotros quitaban los días más flojos del crucero y lo que nos pusieron en su lugar ha merecido mucho la pena, de hecho uno de estos añadidos ha sido lo que más me ha gustado del viaje. El itinerario final quedó así:

- El 7 de agosto: Vuelo Madrid-Beijing con escala en Amsterdam.

- El 8 de agosto: llegada a Beijing a las 6 de la mañana y día libre, porque las visitas programadas empezaban el día 9.

-El 9 de agosto: Visita de la Plaza Tian’anmen, Ciudad Prohibida, Teatro Nacional, Hutongs y Palacio de Verano. Fábrica de Perlas de agua dulce.

- El 10 de agosto: Visita de la Gran Muralla, tumbas de la dinastía Minng y fábrica de Jade y Cloisonné.

- El 11 de agosto: Templo del Cielo. Después vuelo a Chongqing.

- El 12 de agosto: Visita de Dazu y embarque en el crucero.

- El 13 y 14 de agosto: Crucero por el Río Yangtsé cruzando las Tres Gargantas

- El 15 de agosto: Fin del crucero visitando la presa de la Tres Gargantas y vuelo Wuhan-Shanghai.

- El 16 de agosto: Visita de Shanghai: el Malecón, el barrio antiguo, fábrica de seda, Torre Jing Mao, paseo en barco por el rio Huahgpú, calle Nanjing, espectáculo de acrobacias.

-El 17 de agosto: Visita a Suzhou y por la tarde tiempo libre.

-El 18 de agosto: Vuelo Shanghai-Madrid con escala en París.

En los próximos días iré poniendo los detalles del viaje, no todo del tirón.

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7 de Agosto: tras dormir apenas 2 horas en Madrid nos levantamos a las 4 de la mañana para ir a Barajas. El vuelo salía temprano, haciendo escala de 3 horas en Amsterdam. El vuelo Amsterdam-Beijing fue con una compañia china, China Southern. Fueron 9 horas pero se me hicieron eternas, pese a las películas y juegos que podías ver en el avión. Al menos la comida no estuvo mal, pero empezaron ya meternos comida china desde el primer momento, cosa que no dejamos en todo el viaje.

De vez en cuando miraba el mapa de la ruta seguida, me hizo especialmente ilusión el momento de sobrevolar los Urales, ¡por fin entrábamos en Asia! era mi primera vez en ese continente.

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8 de Agosto: Este día resultó ser agotador, seguramente el más cansado de todo el viaje. Cuando contratamos el viaje con la agencia sólo te decían que llegabas a Beijing este día, pero no la hora, ya que eso dependía de los vuelos que te asignaran, cosa que supimos con un mes de antelación solamente. Eso sí, te aseguraban que llegabas ante de la cena, que era el primer "acto" incluido en el programa del viaje.

Nosotros tuvimos mucha suerte con los vuelos, y llegamos a Beijing a las 6 de la mañana hora local, por tanto teníamos todo el primer día libre para visitar la capital por nuestra cuenta, cosa que otros viajeros de otras fechas no pudieron tener. Aprovechamos para ver cosas que no estaban incluidas en el viaje oficial.

Después de llegar al hotel, el Ritan International Beijing, tuvimos que esperar una hora y media para que nos dieran la habitación, así que aprovechamos para visitar el parque Ritan, que estaba al lado del hotel. Nada más entrar ya lo flipamos. La entrada y la decoración del parque era totalmente china, pero es que además estaba lleno de jubilados haciendo múltiples actividades: bailes, coros, ajedrez, tai chi... así que el panorama humano era variado y muy entretenido. Además había lagos, miradores con forma de pagodas, etc, muy bonito todo.





Volvimos al hotel y después de que nos dieran la habitación y dejamos las cosas pudimos ducharnos y prepararnos para salir a descubrir Beijing.

Nuestro primer destino fue el Templo de los Lamas, al que llegamos en metro. El metro de Beijing es muy barato, unos 25 céntimos el billete, y muy sencillo de usar porque todo está con caracteres occidentales también, por lo que con un plano es fácil orientarte. El templo de los lamas es el principal templo budista de la ciudad, y uno de los más importantes del país. En realidad no es un sólo edificio, si no que consta de varias partes separadas por patios donde los fieles van quemando barritas de incienso. Dentro hay varias esculturas de budas y de liberados de los ciclos de las reencarnaciones, incluyendo un buda gigante.





De ahí nos fuimos a comer, a un restaurante chino vegetariano, que estaba en un hutong (barrio antiguo) al lado del templo. Después visitamos el templo de Confucio, que tras el que se encuentra en la ciudad natal del filósofo es el más importante de China para los confucionistas. El templo se encuentra al lado de la Academia Imperial, que también visitamos, que es donde los monjes y maestros de la China imperial daban sus clases ante centenares de alumnos. En el templo se conservan unas estelas de piedra con las enseñanzas de Confucio y los nombres de los alumnos que consiguieron superar las pruebas (que no eran nada fáciles por lo visto). Pudimos ver un espectáculo basado en la música de la época de Confucio con trajes también de la época, que fue muy chulo de ver.







Tras las visitas de los templos fuimos a ver las Torres de las Campanas y el Tambor. Ambas torres están situadas una enfrente de la otra, ubicadas en medio de un huntong. Sirvieron como torres vigía y defensivas y también para dar la hora a los habitantes de la ciudad. El barrio que las rodea está muy degradado pero actualmente está en reconstrucción y además no se van a construir pisos modernos, si no que respetarán la arquitectura tradicional (cosa rara en Beijing).





Después de esto nos metimos en otro hutong, pero que se encuentra totalmente reformado y convertido en una zona de ocio y tiendas. Como era por la tarde había mucho ambiente y movimiento de gente. Además estaba junto a un lago lo que le daba un aire más bonito.



Para terminar la tarde fuimos a La colina del carbón, que es un parque con forma de colina que se creó con la tierra extraída al construir la Ciudad Prohibida. Desde la cima de la colina se ven unas vistas de toda la Ciudad Prohibida, con sus tejados dorados, que visitaríamos en profundidad al día siguiente.

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9 de Agosto: Tras levantarnos a las 6:30 de la mañana, como iba a ser costumbre en el resto del viaje, empezamos con las visitas programadas con el guía de la agencia.

Nuestra primera parada fue el Teatro Nacional, un espectacular edificio moderno cerquita de la Plaza de Tiananmen y rodeado de agua. El teatro es subterráneo, lo que se ve en la foto es el hall de entrada y que además sirve como fuente de energía solar.



Continuamos la vistia en la plaza de Tiananmen (Puerta de la Paz Celestial ), un enorme espacio vacío rodeado de edificios gubernamentales del partido comunista chino, el monumento a los héroes y el mauseo de Mao, donde los chinos peregrinan para venerar su líder. Para entrar hay que pasar un control de seguridad. La plaza es la más grande del mundo y está llena de gente, en su inmensa mayoría chinos, como en todos los lugares turísticos. Se ven occidentales, algunos, pero el número de turistas chinos es enorme en comparación. La plaza no es especialmente bonita, pero además de por su vista de la puerta principal de la Ciudad Prohibida impresiona por ser el lugar donde hace unos 25 años unos tanques del gobierno aplastaron una revuelta estudiantil, hecho que en el país es poco comentado y que los chinos intentan esquivar.








A continuación entramos en la Ciudad Prohibida, sin duda el monumento más conocido e importante de la capital. Se trata de un complejo palaciego de 600 años donde el Emperador tenía su residencia y donde recibía a los ministros y funcionarios. El nombre hace referencia al carácter prohibido para los súbditos del emperador, nadie podía entrar ahí salvo los que tuvieran que tratar con el emperador o su familia. Durante la época imperial tuvo que tener un impacto brutal, ya que está pintada de rojo con los tejados dorados, mientras que los hutongs, los barrios tradicionales del pueblo sólo podía pintar sus casas en gris y negro, reservando los colores alegres para el Emperador. Su diseño geométrico está inspirado en los números, en especial el 9 que es el número mágico de los chinos.







Después nos llevaron a un hutong de los que todavía quedan en la ciudad, ya que muchos de ellos han sido derrumbados para construir modernos edificios de oficinas o viviendas. Nada más entrar nos montamos en un rickshaw, un triciclo tirado por un señor que transporta pasajeros. Nos dieron unas cuantas vueltas por las callejuelas del hutong hasta llegar a una casa donde entramos a comer. Se trata de una familia que ha puesto unas mesas en el comedor de su casa donde, por un módico precio, puedes probar su comida casera acompañado de las fotos de su boda, la pecera, el sofá con tapete de ganchillo etc Me dio mucha pena los conductores de rickshaw, ya que al parecer son gente mayor en su mayor parte, venidos del campo y sin cualificación para encontrar otro empleo que ese, bastante duro teniendo en cuenta el calor que hacía en Beijing en verano.







Después de la comida tradicional nos llevaron a una tienda oficial de perlas de agua dulce. En China hay multitud de tiendas, desde los mercadillos y chiringitos baratos a las grandes tiendas de lujo de marcas extranjeras. Para comprar productos tradicionales chinos lo más fiable son las tiendas oficiales, establecidas por el gobiernos chino y donde no se regatea. Además suelen incluir una demostración de cómo se elaboran los productos que venden, y tienen baños limpios al estilo occidental, cosa que no siempre es fácil de encontrar en China. Parece ser que las visitas guiadas tienen la obligación de entrar en esta tiendas y pensábamos que iban a ser un aburrimiento y una pérdida de tiempo, pero al final resultaron muy interesantes.

Tras la visita a la tienda nos llevaron al Palacio de Verano, un palacio que una emperatriz china construyó a las afueras de Beijing como finca de recreo, con un lago que reproducía los paisajes del sur de China, que son más verdes y bonitos que los del norte.









Para terminar el día nos llevaron a la zona olímpica, donde se pueden ver el Estadio Nido de Pájaro, el Cubo de Agua, el pebetero olímpico y la villa olímpica, con forma de dragón, que hoy en día es un hotel y la sede de IBM en China.







Es noche queríamos visitar una calle de comida típica, pero cayó una tormenta y nos quedamos en el hotel descansando, que no vino mal porque el día siguiente fue duro.

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10 de Agosto: hoy tocaba uno de los días grandes, la visita a la Gran Muralla, monumento por excelencia de China y seguramente uno de los más visitados del mundo. La muralla se extiende a lo largo de más de 7000 Km, desde el desierto del Gobi hasta el este de China, por la zona norte. Fue construida a tramos por los diferentes reinos chinos para defenderse del ataque de los mongoles, hasta que un emperador chino, con el país ya unificado, la completó. Hoy en día quedan varios tramos en distinto grado de conservación. Cerca de Beijing hay unos pocos, fácilmente visitables, y por tanto son los más masificados ya que quien visita la capital no deja la ocasión de ver la Muralla.

Nosotros vimos el tramo del paso de Juyongguan, un valle entre montañas. Es una zona muy arreglada de la muralla y por tanto tiene una pinta espectacular rodeada de un paisaje verde. La muralla repta por las montañas siguiendo el perfil de las mismas y por ese mismo resulta muy dura de subir. Ese día hacía mucho calor, y sol, por lo que enseguida te ponías a sudar. Además era domingo, y aquello estaba lleno de gente, sobre todo chinos, que subían y bajaban la muralla. Los escalones no son uniformes, tan pronto ves uno pequeño, luego otro muy grande, tramos muy empinados... lo que hace que esta visita no sea recomendable para gente con problemas de movilidad o que le cueste caminar. Yo subí un tramo pero lo dejé porque mis rodillas se empezaban a resentir...







Antes de llegar a la Muralla visitamos una fábrica y tienda de jade, una roca algo más blanda que el diamante con la que fabrican piezas decorativas y también joyas. Nos llamó mucho la atención un objeto que consistía en 4 esferas de jade tallas incrustadas una dentro de la otra, que se movían al girar la bola, pero que estaban hechas de un mismo bloque de jade.



Después de la Muralla nos llevaron a una fábrica de cloisonné. Yo no sabía qué era eso, la verdad, y me soprendió gratamente. Se trata de figuras (sobre todo jarrones) que parecen de cerámica, pero que en realidad están hechos de cobre con una técnica muy elaborada que les da el aspecto final de porcelana. Pudimos ver cómo se fabricaban a mano y nos encantó la visita.



Después de comer fuimos a visitar las tumbas de la dinastía Ming. Fuera de China ésta es la dinastía más conocida, quizá por los jarrones, pero nos sorprendió comprobar que allí no es de las más importantes. Casi todos los emperadores Ming están enterrados en un valle cerca de la Gran Muralla en un complejo que, sin embargo, se visita cada tumba por separado. Nosotros vimos sólamente la primera tumba, que es la más elaborada, y sin embargo nos decepcionó mucho. No resulta nada espectacular y sólo se salva un museo que hay allí que el guía nos contó alguna cosa interesante.



De vuelta a Beijing tocaba cena especial, Pato Laqueado o Pato Pekín. Este plato era exclusivo de los emperadores ya que requiere un proceso de elaboración muy laborioso, de varias horas, para que la piel del pato quede crujiente y la carne tierna. Nosotros vamos mucho a restaurantes chinos en España y lo pedimos de vez en cuando y teníamos muchas ganas de probarlo allí, sin embargo fue una decepción, tanto el pato como el resto de la cena. Creo que fue porque nos llevaron a un restaurante cutrecillo, aunque el sitio tenía buena pinta, en un centro comercial, la comida dejaba mucho que desear.



Después de la cena decidimos no volver al hotel y nos fuimos a la calle Wanfujing, una calle muy comercial en el centro de la ciudad, donde hay un callejón con puestos de comida típica... y cuando digo típica me refiero a escorpiones, caballitos de mar, estrella de mar, arañas, ciempiés, larvas, etc, vamos unas delicatessen. El ambiente allí era indescriptible, por mucho que ponga fotos no se puede hacer uno a la idea de lo que hay allí: puestos con bichos ensartados en brochetas, olor a fritanga y especias varias, muuuuucha gente, farolillos chinos, humo... desde luego impresiona mucho verlo y creo que es imprescindible conocerlo si se va a Beijing. Aunque nos dio algo de reparo al principio acabamos probando los escorpiones y los caballitos de mar!!! y la verdad, no es para tanto, en los escorpiones ni se nota el bicho, solo saboreas el rebozado y la sal, y los caballitos de mar si que tiene un sabor a pescado más fuerte.

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11 de Agosto: Adiós Beijing!! hoy tocaba dejar la ciudad para ir a conocer otras zonas del país. Sin embargo, antes de ir al aeropuerto hicimos una última visita, el Templo del Cielo. Este templo era el más importante en la época Imperial ya que es donde los emperadores rogaban y hacían sacrificios (animales o plantas) por las buenas cosechas, por tanto no era un templo para los ciudadanos al uso, si no de uso exclusivo del emperador.

La cultura china está impregnada de simbolismos y leyendas. Según la antigua creencia, el cielo tenía forma redonda, y la Tierra era cuadrada, por lo que el templo del cielo tiene una característica forma redonda que lo diferencia del resto de templos, y se sitúa sobre una base cuadrada que simboliza la Tierra. Por cierto, los antiguos chinos creían que su país se encontraba en el centro del rectángulo que era el mundo y por eso el nombre de China en mandarín, Zhongguo, significa el país del centro. Al igual que la Ciudad Prohibida las paredes del templo son rojas, color que denota su relación con el emperador. En la Ciudad Prohibida los tejados son amarillos, que por analogía con el oro denotan riqueza y poder, pero en el Templo del Cielo el tejado es azul, que representa el cielo, con toques verdes que representan a la Naturaleza.





El templo se encuentra situado en un parque en el centro de la ciudad, y como en todo parque chino que se precie se pueden encontrar cientos de jubilados chinos practicando sus aficiones, como en el parque Ritan que visitamos, aunque aquí había más variedad de actividades y mejor organizadas. Vimos un grupo de personas que se reunían en un punto en concreto del parque para "vender" a sus hijos y encontrarles pareja. Los padres ponen carteles con datos sobre los hijos, edad, altura, peso, aficiones, trabajo etc, para que otros padres puedan leerlos y ver si pueden emparejarlos con los suyos. Parece increíble que esto ocurra en el centro de una urbe como Beijing pero es que en Shanghai también los vimos y está más occidentalizada que Beijing.

Después de la visita nos fuimos al aeropuerto a coger un vuelo interno de Hainan Airlines a la ciudad de Chonqing, ubicada en el centro del país.



Lo más destacable del vuelo (además del pollo al curry que nos pusieron que me encantó) fue el vídeo con las demostraciones de seguridad de las azafatas. Os aconsejo que lo veáis, ¡¡no tiene desperdicio!!! Está inspirado en la Opera de Beijing.



https://www.youtube.com/watch?v=A8oIDcrZDeo

Chonqing es una ciudad de 9 millones de habitantes nada menos, y si embargo en España no la conoce casi nadie. Además, su área de influencia es de 30 millones, lo que la convierte en la mayor zona urbana de China. Es una ciudad montañosa, lluviosa, con mucha niebla y según dicen con altas temperaturas en verano, aunque nosotros tuvimos suerte y no hacía calor aunque sí llovió. En 20 años ha pasado de ser casi una aldea a la ciudad llena de rascacielos que es hoy en día. Tiene pinta de ser un poco caótica y llena de tráfico, ya que el coche hace falta para todo, muy incómoda para vivir. Sin embargo a todos nos deslumbró por su tamaño y majestuosidad. De noche es mucho más bonita con los edificios iluminados, a veces parece que estás en Nueva York, aunque lleno de chinos.





¿Y qué hacíamos en Chongqing? Pues resulta que la ciudad no tiene demasiados atractivos turísticos, es una ciudad para trabajar sobre todo, pero resulta que de allí salía el crucero por el río Yangtzé que cogeríamos al día siguiente, ya que la ciudad está en la confluencia del gran río y uno de sus afluentes, siendo un importante puerto fluvial.

Por la noche aprovechamos para dar una vuelta por el centro, sus centros comerciales y las calles más importantes y disfrutar de las vistas nocturnas.

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12 de Agosto: Tras descansar en el pedazo de hotel de Chongqing (ya pondré un post específico para los hoteles) nos dirigimos a la ciudad de Dazu. Pertenece a la municipalidad de Chongqing pero se encuentra a unas 2 hora de camino en autobús. Se trata de una ciudad pequeña para los estándares chinos y en la que también están construyendo a saco. El atractivo principal se encuentra en las montañas cercanas, donde se encuentran multitud de budas tallados en las rocas que datan desde el siglo VII. Estas esculturas destacan especialmente por la gran riqueza de los sujetos representados, tanto los religiosos como los seglares, que forman una síntesis entre el budismo, el taoísmo y el confucionismo. Ofrecen también una representación de la vida en esa época, tanto de los príncipes y personajes públicos como de la gente modesta.

La zona que nosotros visitamos está encajada en una especie de barranco, muy rodeada de vegetación. Se llama Monte Baoding (Baoding Shan): este lugar, situado al borde de una garganta en forma de U, alberga dos grupos de esculturas consideradas como la apoteosis de la escultura rupestre china. Destaca el Avalokitesvara de los 1.000 brazos (en realidad son 1.007). Los conjuntos de esculturas relatan historias sobre diferentes budas. También hay un buda gigante acostado, alguna cueva con esculturas, y una representación del ciclo de las reencarnaciones.

Creo que fue la visita que más me gustó del viaje. El sitio era precioso y lo que nos contaba el guía muy interesante, así que es una visita que recomiendo a todos los que se acerquen a Chongqing alguna vez.









Después de Dazu volvimos a Chongqing para cenar y embarcar, por fin, en el crucero. Como ya comenté el viaje inicial era de 5 días en crucero desde Chongqing hasta Wuhan, pero al final se quedó en 3 finalizando en Yichang. En el río Yangtzé hay varias compañías que realizan estos recorridos, y cada compañía tiene varios barcos. Nuestra agencia trabajaba con Century Cruises y por el cambio de itinerario nos tocó el barco Century Paragon, el más reciente de la flota, de sólo un año de antigüedad que estaba genial, 5 estrellas y que incluía hasta piscina, spa, sala de cine, dos restaurantes, bar, gimnasio, peluquería...

Cogimos el camarote más barato, que es lo que marcaba el precio del viaje completo, pero fue fantástico ya que todos son exteriores y no escucha ningún ruido. Es el que aparece en estas fotos.











Por la tarde aprovechamos para recorrer el barco y así conocerlo, ubicar las diferentes estancias, etc. También aprovechamos para preguntar precios de masajes y reservar hora para el día siguiente. El resto de la tarde hasta que zarpó el barco lo pasamos en la piscina, aprovechando que era el primer día y la gente todavía estaba ubicándose y no había mucha gente.

A las 21:30 se puso en marcha, y pudimos contemplar desde la cubierta el perfil nocturno de la ciudad con las luces encendidas mientras seguíamos el curso del Yangtzé, estaba genial. Esta noche no había ninguna actividad programada en el barco, sólo una reunión con nuestro guía para explicarnos el tema de las excursiones, tanto las incluidas como las optativas y después tomarnos un cóctel en el bar del barco.

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13 de Agosto: En el programa del crucero cada día había dos excursiones programadas, una incluida en el precio, que era por la tarde, y otra opcional por la mañana que se pagaba aparte. Otros grupos que salieron en fechas anteriores a la nuestra tuvieron mala suerte y las excursiones optativas no se realizaron porque no se apuntaba el número mínimo necesario, pero en nuestro caso no fue así y pudimos realizar todas.

La excursión optativa de este día era a Fengdu, la ciudad de los fantasmas. Esta ciudad quedó inundada cuando se construyó la presa de las Tres Gargantas y tuvo que trasladarse a la orilla de enfrente, pero afortunadamente se salvó la parte más alta de la ciudad que es donde estaban los templos. Según la tradición china esta ciudad es el destino de las almas de los fallecidos, donde tienen que someterse al juicio del Emperador del Cielo que dictamina si ha sido bueno o malo durante su vida.

Consiste en una serie de templos ubicados en la cima de una montaña, algo duro de subir teniendo en cuenta el calor y la humedad que había ese día, pero mereció completamente la pena porque nos gustó muchísimo a todos. La parte más antigua del complejo, la morada del emperador del cielo, está arriba del todo y nos pareció impresionante. Durante el camino se pueden contemplar estatuas de demonios y guerreros mitológicos. Sin duda fue la visita más recomendable de todo el crucero.











Por la tarde la excursión incluida era a Shibaozai, una pagoda ubicada en lo alto de una colina que, por la crecida del río Yangtsé, ha acabado convirtiéndose en una isla. Para llegar a la isla hay que cruzar un puente colgante que se movía mucho!!! Daba un poco de impresión y más si la gente se ponía a saltar.

Lo más destacable de la pagoda es su escalera de madera pegada a la roca, que está recubierta por una estructura roja que parece otra pagoda. Tiene 9 pisos y 99 escalones en total, de nuevo, el número 9 aparece ...







Por la noche, de vuelta en el barco y tras la cena, tuvo lugar el espectáculo ofrecido por los miembros de la tripulación. Hubo varios números de baile, cante, etc, todos inspirados en la cultura tradicional china como la ópera de Beijing, los pescadores del Yangtzé, las diferentes dinastías de emperadores, etc. También pidieron voluntarios para un par de numeritos... y uno de ellos nos tocó salir a Iceman y a mí. Era un concurso y perdimos frente a un chino, pero nos reímos muchísimo

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14 de Agosto: Al igual que el día anterior teníamos dos excursiones y navegación por el río. La excursión de la mañana fue a la Ciudad del Emperardor Blanco. Antes de la unificación de China por parte del primer Emperador chino, el país se hallaba dividido en varios reinos. El Emperador Blanco fue emperador del reino Shu, que tenía disputas con sus vecinos Wu y Wei. El reino Shu se hallaba separado de los otros dos por dos cadenas montañosas y sólo tenía una entrada fácil, lo que hoy día sería la ciudad de Wuhan.

Como el reino Shu era más débil y pequeño que los otros dos el emperador blanco decidió enviar a su propio hermano a defender la plaza de Wuhan, el punto débil. Sin embargo, un espía de Wu se coló y consiguió que su reino invadiera la ciudad. El Emperador Blanco tuvo que acudir al socorro de su hermano pero su poca experiencia en la guerra hizo que tuviera salir corriendo y volver a la capital, pero estaba ya enfermo y de camino ordenó construir una ciudad en una isla en el curso del río Yangtzé. Esta isla es lo que hoy se conoce como Ciudad del Emperador Blanco, donde no pudo recuperarse y murió, dejando a su primer ministro el encargo de matar a su heredero y que tomara él las riendas, ya que no consideraba a su hijo capacitado para encargarse del país.

El principal atractivo de la ciudad son las vistas que se tienen de la primera de las tres gargantas, la garganta Qutang. Se trata de uno de los paisajes más famosos de China, tanto que está en el reverso de los billetes de 10 yuanes.











De vuelta en el barco navegamos a través de las dos primeras gargantas, Qutang y Wuxia. Mientras navegas por esa zona puedes ver los paredones en ambas orillas, algunos templos diseminados, etc.





Por la tarde tuvo lugar la excursión incluida, remontar el curso de un afluente del Yangtzé, el Shennong. Este río también tiene un paisaje rodeado de gargantas, más estrechas, y por tanto es necesario coger barcos más pequeños. Para nosotros fue una decepción esta excursión ya que pensábamos que nos iban a poner en barcos tradicionales, pero fuimos en unos trasbordadores motorizados sin nada especial.

A lo largo del río pueden verse más de cerca las gargantas, se pueden ver algunos ataúdes donde los pueblos ribereños enterraban a sus muertos, encajados en grietas de las gargantas. También vimos monos en estado salvaje por las orillas del río. Al final del trayecto nos bajaron en un pequeño pueblo, más bien una aldea, de una de las etnias minoritarias de la zona (en china predomina la etnia Han, con más del 90% de la población, el resto pertenece a más de 50 etnias diferentes). Allí nos prepararon un espectáculo de bailes que parecía una actuación de fin de curso de colegio, aunque había una chica que presentaba y también cantaba que personalmente me maravilló, tenía una gran voz y no desafinaba ni una nota.







El decorado del escenario nos impactó a todos por la imagen que se veía. Al volver de allí he descubierto la razón. Al parecer, la etnia de esa zona utilizaba unos barquitos para navegar por el río que cuando el cauce disminuía había que arrastrar en algunas zonas tirando de unas cuerdas. Para evitar pasar mucho calor y que las ropas se empaparan por el sudor y la humedad, los hombres se desnudaban y así estaban más cómodos.



La zona de las Tres Gargantas siempre ha sido muy conocida en toda China y fuera del país por sus paisajes. Sin embargo, hace unos años se planteó la construcción de una gran presa en el Yangtzé que sirviera para generar parte de la electricidad que el gigante asiático necesita diariamente. Esta presa ya está terminada y eso ha hecho que suba el nivel de las aguas en el río, inundando multitud de pueblos y ciudades de sus riberas y desplazando a millones de personas. Por lo que nos contaron, muchas personas, ancianos en su mayoría, prefirieron morir en sus casas ahogados a abandonar sus tierras.

Para salvar la presa han construido un paso de 5 esclusas que pasamos por la noche. Impresiona ver esa obra gigantesca y ver cómo el barco va bajando de nivel hasta cruzar las 5 esclusas.

[omaringa]

15 de Agosto: Este día el crucero llegaba a su fin, a mediodía teníamos que dejar el barco. Sin embargo, todavía quedaba tiempo para una última excursión. Nos llevaron a ver la presa de las Tres Gargantas, primero el centro para visitantes con una maqueta donde te explicaban la obra y su funcionamiento. Después nos llevaron a un mirador que permitía ver tanto las exclusas para los barcos como la obra de la presa propiamente dicha.





Tras la visita a la presa el barco siguió su navegación cruzando la última de las gargantas, Xiling.





Tras cruzar la garganta llegamos a Yichang, punto final del crucero. Desembarcamos y el resto del día lo utilizamos para llegar a Shanghai. Después de comer en Yichang el bus nos llevó hasta el aeropuerto de Wuhan, a 4 horas de camino, cruzando la provincia de Hubei y sus paisajes rurares, campos de arroz, de maíz, etc.

El avión a Shanghai salió con retraso, así que llegamos al hotel muy tarde, justo para acostarnos y coger fuerzas para el día siguiente.

[Mandodiar]

Muy interesante Omaringa

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16 de Agosto: Este día resultó ser muy intenso. Shanghai es la ciudad más grande de China, el centro económico del país y la más occidental (quitando Hong Kong por razones obvias). También la más cara. Hasta hace poco más de 100 años Shanghai era un poblado de pescadores a orillas del río Huangpú, afluente del Yangtzé muy cerca ya de la desembocadura en el mar de China. Las potencias occidentales utilizaron la ciudad como puerto de entrada en el país y construyeron barrios con su propia personalidad. Hoy en día la ciudad se presenta como un inmenso conglomerado de rascacielos, bloques de apartamentos, tiendas lujosas, tráfico, autopistas urbanas, etc. Debido a su historia no cuenta con tantos monumentos como Beijing, pero bien merece la pena dedicarle uno o dos días para disfrutar de sus "mordernidades".

Lo primero que visitamos fue el Bund, el malecón a orillas del Huangpú donde destacan los edificios construidos durante la etapa colonial: hoteles, bancos, el edificio de la aduana... todos con evidente aire europeo.



La zona es bonita para pasear aunque muy llena de gente a cualquier hora. Además de los edificios del Bund, desde el paseo junto al río se tiene una vista excepcional de los edificios modernos de la orilla opuesta, Pudong. Este barrio eran campos hasta hace poco más de 10 años, pero se ha llenado de rascacielos, centros de negocios, oficinas... y hoy en día es la imagen más típica de Shanghai. Desde el Bund se pueden contemplar los tres edificios emblemáticos: La torre de la perla, con su inconfundible silueta que es la torre de TV, la torre Jin Mao inspirada en las pagodas tradicionales y el World Trade Center, conocido como el abrebotellas por su particular forma. Ahora mismo se está construyendo la Torre de Shanghai que con sus más de 600 metros de altura será el edificio más alto de la ciudad.



Después dimos una vuelta por la calle Nanjing, la más comercial de la ciudad llena de tiendas de marca internacionales, restaurantes, etc.



Tras la visita al Bund fuimos a la ciudad vieja de Shanghai, al lado de los jardines Yuyuan. Es una zona muy pequeña y repleta de tiendas y gente, era un poco agobiante caminar por allí. Destaca la casa de te en medio de un lago, que se puede cruzar por el puente de las 7 esquinas. Según la tradición china los malos espíritus no pueden doblar esquinas, así que lo construyeron así para que ningún espíritu pudiera perseguir a los humanos.







Para compensar un poco el agobio de olores y gentes de la zona vieja fuimos a la última de las tiendas oficiales que veríamos en el viaje, esta vez de Seda. Me pareció muy interesante y didáctica ya que tenían una exposición de maquinaria y de cómo se fabrica la seda a partir de los capullos de los gusanos de seda.



Para comer nos llevaron a la otra orilla, a Pudong, y comimos en un barco amarrado en la orilla con vistas al Bund, muy bonito. Después pudimos subir a uno de los tres rascacielos más altos, la Torre Jin Mao, que tiene un mirador de 360º. La mayor parte de sus plantas pertenecen a un hotel y las vistas desde arriba son alucinantes.





Después de la subida al rascacielos dimos un paseo en barco por el río Huangpu, desde el cual se tenían unas bonitas vistas de las dos orillas, pero ahí nos llovió un poco y la visita se pasó un poco por agua. Lo siguiente fue un paseo por la Concesión Francesa, el barrio que los comerciantes franceses construyeron en la ciudad. Los edificios que en su origen albergaban almacenes y las casas particulares hoy en día se han transformado en una de las zonas más elegantes de la ciudad, llena de restaurantes finos y caros, galerías de arte, cafés, etc.







Por la noche teníamos incluido un espectáculo de acrobacias en un teatro. Yo pensaba que sería un poco rollo, pero duró hora y media y se me pasó volando, fue muy entretenido!! Y algunos números resultaron espectaculares, como la chica de las copas que sale en primer lugar en la foto.



Si Shanghai resulta interesante y bonita de día, de noche es espectacular. Los rascacielos iluminados son impresionantes y la ciudad se llena de miles de luces. Es absolutamente recomendable conocerla tanto de día como de noche, así que la noche la dedicamos a pasear por el Bund de nuevo para contemplar el skyline del Pudong iluminado, y tras eso, cruzamos al otro lado por el túnel subterráneo que los une que parece una atracción de feria. Te montas en una cabina que se desplaza por raíles y ves un decorado de luces psicodélicas mientras escuchas una grabación. Muy friki

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17 de Agosto: Nuestro último día en China amaneció lluvioso, y así estuvo durante toda la mañana. Nada más desayunar salimos hacia Suzhou, una ciudad ubicada a unos 120 Kms de Shanghai. Cuando Marco Polo visitó China describió a Suzhou y Hangzhou como el paraíso en la Tierra, y los chinos todavía deben creer algo de esto porque son las ciudades que más visitan, junto a Beijing y Shanghai.

Suzhou debe su fama a sus jardines. Durante varios siglos los altos funcionarios del imperio se establecían en esta ciudad cuando se jubilaban y se hacían construir casa con unos jardines muy cuidados de alto valor paisajístico, que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. Nosotros vimos el Jardín Liu, uno de los más grandes e importantes de la ciudad. La casa consta de varias estancias que son como pabellones rodeados de un vergel. Hay lagos, esculturas de piedra, colecciones de bonsais, de bambú, etc. No pudimos disfrutarlo al máximo por la lluvia que caía, aunque según el guía la ciudad es más bonita con lluvia.









Tras la visita del jardín fuimos al casco antiguo de la ciudad, también conocida como la "Venecia Oriental". Esto se debe a que se encuentra rodeada por un gran canal, que se prolonga hasta la ciudad de Beijing, a más de 1000 Kms, de forma que los emperadores tenían vía directa a la ciudad desde la Ciudad Prohibida. El interior del centro también tiene otros canales secundarios donde es posible encontrar numerosas casas antiguas, con embarcadero propio ya que las familias se desplazaban en barca. Nosotros hicimos el recorrido en uno de los barcos que recorren los canales, aunque la verdad es que echamos de menos el poder dedicar un rato a pasear por las calles tranquilamente, pero son los inconvenientes de ir en viaje organizado.





Tras el paseíto en barco volvimos a Shanghai y teníamos la tarde libre. Aprovechamos para ir a la Plaza del Pueblo, el centro neurálgico de la ciudad donde se encuentra el célebre Museo de Shanghai, uno de los más importantes del país. En principio estaba incluido en el programa oficial de la agencia, pero por acuerdo de todo el grupo y el guía decidimos sustituirlo por algunas de las cosas que vimos el día anterior. Allí se encuentra también la Opera de Shanghai. En un parque de esta plaza volvimos a encontrar grupos de padres "vendiendo" a sus hijos, como en Beijing.





El resto del tiempo lo pasamos en la cercana calle Nanjing, para realizar las últimas compras y verla de noche. Además, nos saltamos la cena oficial y nos fuimos por nuestra cuenta a un Pizza Hut!!! estábamos ya un poco hartos de comida china y nos apetecía algo occidental. Al final salió barato, dos pizzas pequeñas, una lasaña, un puré de patatas gratinado con bacon, 4 bebidas, 3 postres y un mega café por unos 4 euros por persona (éramos 4).






Y con esto se terminaba nuestro viaje. Volvimos al hotel para aprovechar la piscina y al día siguiente ya volvimos a España después de desayunar. Fueron 12 horas de viaje hasta París y dos más hasta Madrid, pero se me hicieron mucho más cómodas y entretenidas que a la ida.

Después continuaré con los hoteles del viaje y las comidas.

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Esta vez los hoteles no los hemos elegido nosotros, si no que venían incluidos en el viaje. Todos eran de 5 estrellas, aunque algunos eran mejor que otros teniendo la misma categoría.

Beijing: El hotel que nos tocó fue el Beijing Ritan International Hotel. De los 3 hoteles que estuvimos quizá fue el peor en cuanto a instalaciones, y sobre todo, el buffet desayuno, mucho más pobre que los otros. En su día sería un 5 estrellas pero necesitaba algo de renovación. Lo mejor del hotel era su ubicación, cerca de una parada de metro donde pasaban dos líneas, y eso en Beijing es un lujo si te quieres mover por tu cuenta, como era nuestro caso.





Chongqing: Aquí estuvimos en el Kempiski Hotel, sin duda el mejor del viaje. Muy lujoso tanto en las zonas comunes como en las habitaciones, muy nuevo, y con un desayuno excelente y muy variado. No estaba en el centro de la ciudad pero tampoco lejos, y en taxi costaba poco. Lo malo fue que estuvimos solamente una noche aquí.





Shanghai: Wyndham Bund East Shanghai, un hotel que estaba bastante bien aunque muy alejado del centro y sin metro, menos mal que los taxis no salían caros. El buffet desayuno muy variado y estaba bien, pero había siempre mucha gente allí, parecía que el hotel estaba completo. En la planta baja del hotel había una tienda de recuerdos que estaba muy bien de precio.

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Otros aspectos:

Comida: Como ya comenté, en el viaje estaban incluidas todas las comidas, excepto el día 8 de Agosto. Siempre fue comida típica china, y estábamos algo expectantes porque en España solemos ir mucho a restaurantes chinos y nos habían dicho que la comida de allí no tenía nada que ver. La verdad es que encontramos platos muy parecidos (ternera con cebolla, cerdo agridulce, pollo con almendras...) y otros que no habíamos visto nunca, así que hubo un poco de todo. Quizá la más parecida a la comida que sirven aquí es la comida de Shanghai, más suave que otras. En Chongqing era más picante, y eso que pidieron que fuera poco picante, pero siempre había un plato más fuerte para que lo probáramos.

Lo que no hemos visto ni uno en todo el viaje son los rollitos de primavera, que al parecer son típicos del norte, cerca de Corea. En cuanto a postres, supongo que habrá más cosas, pero nos pusieron siempre sandía, y en los buffet había mucha fruta como postre (sandía, melón, fruta de dragón).

Incluso en los aviones la comida que servían era también china, así que hemos acabado un poco saturados y la última noche en Shanghai fuimos a comer algo occidental.

Ya he comentado también lo del pato laqueado, si algún día vuelvo a China espero poder probarlo en un restaurante en condiciones que se dedique a eso en exclusiva.

Seguridad: China es un país muy seguro, tanto en las grandes ciudades como en las zonas rurales. Las leyes son muy duras contra los delincuentes y hay mucha policía. Por ejemplo, si pillan a alguien con 50 gramos de coca la condena es la pena de muerte... no se andan con chiquitas. De ahí que no haya problema si se viaja por allí, solo o en grupo.

Quizá hay dos "peligros" que pueden afectar a los turistas, el primero y más común es el de los billetes falsos. En China apenas hay monedas, casi todo son billetes, y circulan muchos billetes falsos. Ellos los identifican rápido pero a los turistas es fácil colarles alguno. A nosotros no nos pasó pero a compañeros del viaje sí. El truco es tocar el cuello de la camisa de Mao, si es rugoso es bueno. También se nota en el sonido que hacen al doblarlos.

El otro es el caso de que algún chico o chica joven se acerquen a los turistas diciendo que quieren practicar inglés. Le llevan a una tetería donde se piden unos tes y cuando traen la cuenta es una cantidad desorbitada, quizá 300 euros por un par de tes. Evidentemente es un trapicheo con los camareros, pero esto no le ocurrió a nadie en nuestro grupo.

Compras: En las tiendas oficiales y en las tiendas de marcas no se regatea, precio fijo. En tenderentes, mercadillos, tiendas de souvenirs y en los mercados de imitaciones de Beijing y Shanghai sí se regatea, y el precio final dependerá de la habilidad de cada cual. Los chinos montan el numerito al regatear, se cabrean, lloran, te llaman tacaño... pero si te lo venden es que ganan dinero, por muy poco que te parezca a ti.

En general los chinos nos han parecido gente maja, y algo frikis, pero los vendedores suelen ser MUY agresivos, a mí es algo que me tira para atrás a la hora de acercarme a un sitio a comprar, pero forma parte de su cultura.

Fotos: A los chinos les encanta hacerse fotos, creo que esto lo comparten con otros países asiáticos como Japón, y sobre todo, si es con occidantales. Muchos de los que te encuentras en las zonas turísticas son gente de las provincias que están de turismo también y quizá no han visto un occidental en persona en su vida, y por eso se quieren hacer fotos con nosotros. Algunos te lo piden claramente, otros se acercan tímidamente y se hacen la foto con disimulo a tu lado. Eso es muy divertido, ver cómo se van acercando pensando que no estás dando cuenta jajaja. Ya cuando les dices que se acerquen y posas con ellos entonces se sueltan. Esto nos ha dado grandes momentos en el viaje.

También hay que destacar a los niños, que muchas veces quieren practicar contigo el inglés que están dando en el cole y te preguntan cosas básicas pero ellos se muestran muy ilusionados con ellos.

En resumen, es un viaje que nos ha encantado. China es muy diferente a los viajes que solemos hacer, por Europa, y ya había ganas de cambiar de aires. Nuestro viaje costó 1500 euros con todo incluido porque era Agosto, pero en otras fechas (mayo, junio, finales de agosto), salía por 999 euros. Otros operadores ofrecen viajes similares, sin comidas o media pensión por 2200 o 2300 euros, así que la oferta era buena.